
ESPECIAL DÍA DEL PADRE
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Sólo hoy 19 de marzo, hasta las 23.59h
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Bodegas Toro Albalá comenzó en 1844, cuando la familia fundó una bodega en un antiguo molino, La Noria, al pie del Castillo de Aguilar de la Frontera. En sus inicios, el vino se producía de manera artesanal y se vendía en la taberna familiar. En 1922, José María Toro Albalá adquirió una vieja central eléctrica para trasladar la bodega y conservar vinos que, tras años de envejecimiento, se convertirían en auténticos tesoros enológicos. Este enfoque marcó el inicio de una filosofía única que sigue vigente. En los años sesenta, Antonio Sánchez revolucionó la bodega al apostar por el sistema de añadas y vinos con identidad propia, logrando productos inconfundibles. Hoy, Bodegas Toro Albalá es reconocida como una de las 100 Bodegas de Oro de España y sus vinos se disfrutan en las mejores mesas del mundo.
En Valderiz, las uvas no son forzadas a producir. Su enfoque ecológico y biodinámico fomenta una abundante población de levaduras en el viñedo, lo que les permite llevar a cabo fermentaciones espontáneas. De este modo, los vinos reflejan el carácter del terruño y alcanzan su máximo potencial.
El proceso de elaboración se realiza de manera tranquila, con largas maceraciones en frío, dejando que la uva entregue sus mejores cualidades de forma natural.
No se emplean productos enológicos como acidificantes, taninos o enzimas, ni se utilizan bombas. En su lugar, los remontados se llevan a cabo con el CO2 generado durante la fermentación. El uso de SO2 es mínimo.
Todo el trabajo del equipo de bodega está orientado a garantizar una elaboración y crianza óptimas, preservando la pureza y la identidad varietal de la uva.
Tras tres décadas, la empresa reconoce que sus viajes han sido clave para entender la belleza y complejidad del país. Descubrieron la antigua tradición vinícola, maravillándose con el esfuerzo ancestral para crear terrazas y bancales abandonados que podrían renacer como excelentes viñedos. Admiraron cómo adaptaron numerosas variedades a los distintos paisajes y climas.
La experiencia emociona y enseña. Reflexionan sobre la importancia del respeto hacia lo aprendido y lo observado, entendiendo que debe ser el cimiento de su labor futura.
Tras tres décadas, la empresa reconoce que sus viajes han sido clave para entender la belleza y complejidad del país. Descubrieron la antigua tradición vinícola, maravillándose con el esfuerzo ancestral para crear terrazas y bancales abandonados que podrían renacer como excelentes viñedos. Admiraron cómo adaptaron numerosas variedades a los distintos paisajes y climas.
La experiencia emociona y enseña. Reflexionan sobre la importancia del respeto hacia lo aprendido y lo observado, entendiendo que debe ser el cimiento de su labor futura.
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